Como en otros países en Argentina encontramos Leyendas urbanas que son leyendas tenebrosas o mitos.
Hay todo tipo de leyendas urbanas argentinas son misteriosas, espeluznantes y estremecedoras, aquí te contamos las 15 más destacadas entre las que hay tragedias y crímenes legendarios, mansiones hechizadas, cementerios con vida nocturna; campanarios que suenan solos, espíritus demoníacos que circulan por patios y parques.
¿Preparados? Aquí vamos:
#1 Iglesia de Santa Felicitas
Todo comienza en Isabel la Católica 520, Barracas, entre Pinzón y Brandsen, la Iglesia de Santa Felicitas encarna una de las leyendas urbanas más típicas y famosas de la historia porteña.
Felicitas Guerrero era una hermosa joven que se casó a los 15 años con Manuel de Álzaga. Dos veces quedó embarazada y ambos hijos fallecieron, el primer hijo muere a los seis años y el segundo nació muerto.
A sus 25 años, y luego de la muerte de su último hijo, queda viuda. Como la vida continua y ella era hermosa y adinerada, se relaciona con Enrique Ocampo, pero se enamora de Samuel Saénz Valiente. Felicitas eligió a este último y Ocampo, enojado y con mucha rabia le pidió verla antes de la boda donde los hombres discutieron y Ocampo, celoso, la mató de dos disparos el 30 de enero de 1872.
Nunca se supo que sucedió luego con el asesino. A pesar de ello, la familia de la joven difunta ordenó construirle en homenaje la Iglesia de Santa Felicitas en la parte trasera de la casa donde actualmente hoy se encuentra la plaza Colombia.
Los vecinos del lugar sostienen que cada 30 de enero, aparece su fantasma con el torso ensangrentado, vagando errante durante toda la noche hasta el amanecer.
Se dice que si se deja un pañuelo en la reja al anochecer, a la mañana aparece húmedo de lágrimas. También cuentan que al momento de la primera restauración de la iglesia, el arquitecto descubrió que todos los ángeles del frente de la iglesia, tenían el ala derecha caída (mientras que a Felicitas le habían disparado sobre el mismo hombro).
# 2 La Torre de los Duendes
En una esquina de La Boca, específicamente en Wenceslao Villafañe 385, hay un hermoso edificio con una curiosa torre. Más allá de su caprichosa e imponente imagen, guarda secretos misteriosos.
La historia de este edificio comienza en 1908. María Luisa Auvert Aurnaud, una rica descendiente de catalanes, decidió invertir en una torre para luego alquilar los distintos espacios. Pero la joven mujer, al sentirse tan felíz por la apariencia extraordinaria y bien catalana de la torre construída por el arquitecto Guillermo Álvarez, decidió instalarse allí. Terminó de perfeccionar el estilo de su nueva casa con mobiliario y plantas, que trajo de su tierra natal, los cuales se cree que tenían unos hongos que estaban habitados por duendes llamados “follets” y que le hicieron la vida imposible mientras vivió allí.
Sin embargo, un año después, decidió irse del lugar. Según cuentan, ella no soportaba más las críticas de los vecinos que se quejaban porque ella era muy ruidosa. La torre de la Boca retomó entonces la idea original y se transformó en un edificio que alquilaba estudios y talleres a artistas y residencias de departamentos. Entre los locatarios estaba Clementine, una pintora que vivía en el último piso. Un día, una periodista llegó para entrevistarla y sacó algunas fotos, pero al parecer cuando se revelaron, se dio cuenta de que aparecían en las imágenes unos extraños pequeños duendes.
Intrigada, la periodista decidió volver a visitar a Clémentine, pero ya era tarde, porque se había suicidado tirándose por una ventana.
Consultada a la propietaria original dijo que este “misterio para muchos”, resulta evidente para ella y explicó entonces que había pasado por lo mismo: un acoso constante de los duendes ruidosos y maléficos. Ella había podido escapar de este agobio al mudarse pero Clémentine no tuvo la misma suerte, ya que según la dueña, habrían sido los duendes los que empujaron a la joven artista por la ventana. La leyenda cuenta que los duendes siguen ocupando el último piso de la torre, haciendo ruido y agitando cosas, y acompañados de los pasos del fantasma atribulado de Clémentine.
# 3 La casa de los Leones
En Avenida Montes de Oca 110, Barracas, se erige la Casa de los Leones.
Una leyenda dice que allí vivía Díaz Velez, un hombre acaudalado amante de los leones. En la fiesta de compromiso de su hija, un león mascota quedó suelto y devoró a su pretendiente
La joven, destrozada por la muerte de su prometido, se suicidó. Al día de hoy dicen que se escuchan los sollozos de ella, penando por su amor trunco.
Se habrá soltado solito ese león??
# 4 El monstruo de la Reserva Ecológica
Una misteriosa criatura vive en este espacio verde de 350 hectáreas y nadie sabe cuándo volverá a aparecer. Diferentes historias a lo largo de los años hablan de un mamífero con tamaño de perro y características de rata.
Dicen que es un coipo, el animal similar a la nutria que vive en las costas del río. La primera vez que se oyó hablar de él fue en 1986, días después de que se inaugurara la Reserva. Entre tanta flora y fauna resulta difícil reconocer todas las especies y nadie se anima a realizar un diagnóstico acabado. Así nació la leyenda de “Reservito”, que según diferentes testimonios, se alimenta de carne humana y persigue a quienes caminan tranquilamente por la zona.
Grupos de jóvenes se han organizado más de una vez para enfrentarlo, pero nunca han tenido éxito. Sin hallazgos de cadáveres ni desapariciones inexplicables, “Reservito” hizo lo suficiente como para aparecer y desaparecer sin que fuera documentado.
#5 El Golem de Once
Existe una leyenda urbana que habla de un gigante de casi 3 metros que deambula en las noches por Once. Se trata de un Golem traído por inmigrantes judíos durante el siglo XIX, al que fue le fue encomendada la seguridad de los habitantes del barrio.
Cuentan que puede estar viviendo en algún pasaje de Once o Balvanera, como el Victoria o el Colombo. Y sólo sale de noche a ayudar a gente para que no tengan accidentes, les roben o lastimen, protegiendo a los vecinos de la zona
#6 No entres a Parque Chas
En el barrio de Parque Chas hay una manzana delimitada por las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra. Sería una manzana como cualquiera pero cuentan que cualquiera que se anime a dar la vuelta completa, aparecerá en cualquier otro lugar del barrio, menos en el que debería.
También se cuenta que un viejo kiosquero se habría perdido allí en 1939, e incapaz de volver a su querida Villa Crespo, terminó poniendo un kiosco para poder mantenerse.
Luego en 1957 un grupo de exploradores franceses que estaban en la ciudad aceptaron el desafío. Su suerte no fue buena, y no tuvieron éxito. Aparecieron en el barrio de Villa Urquiza, a más de tres kilómetros de donde habían comenzado el recorrido.
Años más tardes, una exploración catalana que visitó Buenos Aires. Se organizaron en dos equipos distintos y caminaron en dirección opuesta con la idea de que se encontrarían en la mitad. Tampoco lo lograron. Después de varias horas, uno de los grupos apareció caminando atrás del otro.
# 7 Solaris, el “Hombre mirando al Sudeste” del Borda
Dicen que al Hospital Borda llegó un ser de otro planeta e iluminó a los internos con sus “fiestas energéticas”.
Solaris (alto, delgado, lampiño) decía ser un extraterrestre. Testigos afirman que parecía iluminarse cuando rezaba con los internos.
Dejó escritos indescifrables que, a pesar de ello, tienen coherencia interna. Además, su grupo sanguíneo no era ninguno de los conocidos. Desapareció un 25 de diciembre, y no se supo nada más sobre él.
Tal es la fuerza de esta leyenda que terminó rodándose una película con el nombre homónimo.
# 8 Enterrada viva
Rufina Cambaceres Bacichi fue hija del escritor porteño Eugenio Cambaceres y la bailarina italiana Luisa Bacichi.
Su padre murió en 1888 y Luisa quedó viuda. Luisa después estuvo en pareja con otros hombres, entre ellos el futuro presidente Hipólito Yrigoyen. El día de su cumpleaños 19, una amiga le confesó a Rufina que Luisa era también amante de su propio novio. Estremecida, Rufina se fue a vestir, y no salía de la habitación cuando la apuraban, y al abrir la puerta, Luisa le encontró tirada, sin pulso ni respiración. Esa noche, fue sepultada en el cementerio de la Recoleta, ya dada por muerta. Lo extraño fue que más adelante la encontraron fuera del ataúd, por lo que muchos sugieren que sufrió un ataque de catalepsia, y un infarto al despertarse en un mausoleo en medio de la noche.
Si bien sus restos están en dicho mausoleo hasta hoy, no hay indicios suficientes para constatar lo que realmente ocurrió.
# 9 La luz mala
Esta es una leyenda que se origina principalmente en el centro del país, especialmente en el campo. Pero con el correr del tiempo, muchos afirman haberla vivido en la misma ciudad.
Cuando hablamos de la “luz mala” nos referimos a un mal presagio que también se conoce como el “Farol de Diablo” o el “Farol de Mandinga”, todas refiriéndose a la “linterna del Diablo”.
La luz mala, tal como su nombre lo indica, es una luz que aparece flotando en el aire y que no es más que las luces de un alma llorando de dolor. Suele aparecer y dejarse ver durante las épocas más secas del año. Muchos afirman que, además, emana gases tóxicos, un producto de los huesos descompuestos, que es fatal para los seres vivos.
Otros afirman que la luz proviene de una urna de cerámica india que contiene restos humanos y que quien la encuentra descubrirá un tesoro enterrado.
Dice la leyenda que muchos hombres, inundados de intriga y ambición, cuando vieron la luz han intentado alcanzarla, consiguiendo solamente acercarse a su destino fatal, la muerte.
# 10 La dama de blanco
Cuenta la leyenda que Luz María García Velloso murió en el año 1925, con tan solo 15 años, de leucemia. Sus restos se encuentran en una de las bóvedas del hermoso y misterioso cementerio de la recoleta. Ahí se puede ver estatua de una chica hermosa, muerta en su lecho. Dicen que la madre de Luz María, desconsolada, durmió durante meses a los pies de la bóveda.
La leyenda es sobre un joven muchacho que se encuentra con una hermosa chica, a la que invita a cenar y tomar algo. Una cita casi ideal podría decirse. Entrada la noche, cuando la temperatura ya había descendido bastante, él le presta su abrigo mientras terminaban de tomar un café.
Es al día siguiente que, con la excusa de recuperar el abrigo, el muchacho vuelve a la casa de la chica a verla. Atendido por su madre, se entera de la terrible noticia. La hija estaba muerta hacía tiempo y sus restos se encontraban en una bóveda en el cementerio de la Recoleta.
Atónito, el chico se dirige a comprobar lo que la mujer le había dicho. Llega al cementerio y cuando se encuentra frente a la bóveda, no puede creer lo que ve. Su saco sobre la misma.
No hay un final cierto sobre el destino del hombre. Algunos dicen que enloqueció, otros que simplemente se quitó la vida. Dicen que durante años, los jóvenes evitaron seducir a chicas en la esquina de Vicente López y Azcuénaga, lugar favorito de la dama de blanco.
# 11 La fiesta eterna del Palacio de los Bichos
Esta impactante mansión de 5 pisos e encuentra en la calle Campana 3220, a metros de la Estación Villa del Parque. También llamado “El Castillo Lofts”, popularmente este palacio, denominado así por las gárgolas de su fachada, fue construido en el año 1910 por un hombre italiano de nombre Rafael Giordano.
Él había decidido construir el palacio para regalárselo a su hija, con motivo de su casamiento. Todo venía ocurriendo según lo planeado. El primero de abril de mil novecientos once, el palacio fue sede de un festejo increíble, lleno de música, baile y jolgorio.
Sin embargo, al finalizar el banquete, la pareja de recién casados partieron a su luna de miel en su auto. Todos los invitados los observaban y despedían desde las ventanas del palacio, cuando de repente todo se derrumbó. Al cruzar las vías, el auto fue embestido por un tren, causando la muerte inmediata de los jóvenes enamorados.
La leyenda en realidad comienza en esta parte. El padre, destruido por el fatal evento, ordenó cerrar y vaciar el palacio, dejándolo para siempre abandonado. Cuenta la leyenda que son varias las noches en las que se escucha música y se ve gente bailar en el salón del gran palacio abandonado y dicen escuchar los gritos de los amantes, desesperados, durante la noche.
El misterio nunca pudo ser resuelto, ya que aquellos curiosos que intentaron acercarse aquellas noches, contraían enfermedades extrañas, que no les permitían seguir investigando.
#12 Fantasmas en el jardín botánico
En el espacio verde en el que muchísimos porteños y extranjeros se dedican a pasear, no pareciera ser un lindo lugar para trabajar, y mucho menos de noche.
Muchísimos vendedores y empleados del parque Carlos Thays sostuvieron que hay duendes y fantasmas que asustan a los gatos. El invernadero es uno de los lugares que más historias sobrenaturales esconde.
Varios guardias nocturnos explicaron que, en las grabaciones de las cámaras de seguridad, se ven imágenes y siluetas blancas. Amanece con las puertas y ventanas abiertas muchas veces, aunque hubiesen sido cerradas la noche anterior.
A su vez, los serenos explican que, casi todas las noches, se escuchan ruidos y lamentos en medio de la vegetación del lugar.
¿No será alguna pereja “perdidamente” enamorada?
# 13 Seres extraños en el subte de la línea A
En la red de subterráneos más vieja de la Argentina hay un mito de que en la media estación, entre Alberdi y Pasco, hay seres sobrenaturales, que aparecen en los vagones durante los últimos viajes del día.
Varios pasajeros confesaron que, cuando pasaban por esta parte del recorrido, las luces del vagón titilan y hasta por momentos se oscurece todo completamente. En ese instante, se pueden ver los fantasmas que “viven” allí.
Cuenta la leyenda que, mientras se realizaba la construcción de la media estación, ocurrieron múltiples hechos escalofriantes. El principal fue la muerte de dos obreros italianos por la caída de una viga, en medio de la obra. Debido a esto, se canceló por completo el desarrollo de la misma y muchos sostienen que los ven sentados o parados en las vías, mirando a los pasajeros.
# 14 El ahorcado del cementerio de Chacarita
Hay más de un mito urbano que encierra este cementerio, como el del ahorcado. Muchos juran haber visto un hombre colgado del árbol que se encuentra en la esquina de Jorge Newbery.
Explican que se trata de un señor grande, que aparece de noche, supuestamente en los días de luna llena.
Muchos testigos explican que se nota su estado fantasmagórico, ya que se puede ver a través de él y que desaparece a los segundos de haberlo visto.
# 15 La maldición de la Facultad de Ingeniería
No todo lo que brilla es oro y no todas las obras monumentales guardan historias felices. La actual Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires comenzó a construirse en 1912 bajo las órdenes del reconocido ingeniero Arturo Prins. Detallista y obsesivo, apuntaba a construir el edificio neogótico más sorprendente de la ciudad.
Todo comenzó muy bien hasta que en 1938, cuando ya había finalizado la primera etapa de construcción, misteriosamente se frenó el trabajo. Algunos hablaron de que los costos habían superado lo presupuestado y otros que los planos tenían un error de cálculo que, de continuar la obra, este terminaría en un derrumbe.
Prins murió un año después y las malas lenguas afirman que decidió suicidarse por no haber soportado el error cometido. En los años 50, un estudiante quiso retomar el proyecto y armó una tesis para continuarlo. No sólo no lo llevó a cabo sino que además jamás se recibió. A partir de ese momento, nadie más se animó a continuar el edificio que está en la avenida Las Heras, en el barrio de Recoleta, imponente e inconcluso.