Confrontación vs. Solución

Los ciudadanos tienen en su mano premiar a aquellos que pueden favorecer políticas de diálogo.

Confrontación vs. Solución.
Jorge Dobner

Confrontación vs. Solución. Jorge Dobner

Los excesos de una globalización mal entendida, excluyente y que acrecienta las desigualdades sociales, puede despertar el malestar de los ciudadanos tentados a validar los planteamientos populistas a problemas complejos.

Los populismos, de derechas e izquierdas, encuentran en este contexto de arenas movedizas el caldo de cultivo idóneo para ascender al poder e imponer sus tesis simplistas. Algunos síntomas peligrosos suelen materializarse –si no se detectan a tiempo – en nacionalismo, proteccionismo y aislacionismo, y arrastrar a posiciones radicales de xenofobia, racismo y supremacismo.

Populismo es una palabra muy actual, no exenta de controversias, por su capacidad de transmutación positiva o negativa. En principio el populismo moderado puede conseguir cambios positivos si se entiende como un movimiento social anti-elitista que busca promover los derechos también para los obreros, pequeños emprendedores, clase media y trabajadora.

Pero hay una línea delgada que atraviesan cuando los populismos orientan sus políticas para conseguir de forma intencionada la simpatía de la población, ganarse el voto deliberadamente. A menudo prometen beneficios ilimitados a determinadas capas de la población y soluciones a corto plazo que con el tiempo ponen en peligro el orden social al incrementar la confrontación.

En los últimos tiempos hemos visto el nacimiento en el mundo de algunos líderes, hijos del populismo, que se erigen como salvadores de la patria y solución a todos los males. Hay algo de bíblico en todo esto que conecta con el inconsciente colectivo, como el Moisés que lideró al pueblo israelita y abrió las aguas del Mar Rojo.

Encontramos puntos en común en políticos de ideologías distintas; con más o menos evidencia como Donald Trump, Nicolás Maduro, Viktor Orban, Matteo Salvini, Marine Lepen y algunos otros son líderes mesiánicos con protagonismo inapelable.

Las sociedades complejas, heterogéneas y con capacidad de auto/crítica son el antídoto para estos líderes que elaboran un relato estudiado con pretendida simplicidad. Dirigido a un solo pueblo, homogéneo y auténtico con el que quiere una identificación cual espejo.

Comienzan con relatos mediatizados, cuentos ilusorios que la gente necesita creer, verdades cambiadas – como señalo en mi libro del mismo título – que crean pequeñas grietas sociales que de no ser atendidas se convierten en brechas insalvables entre estratos sociales.

A falta de guión y políticas certeras los estados de tensión y enfrentamiento continúo se convierte en su modus vivendi. En algunos casos si terminan con la confrontación, se quedan sin guión.

El primer paso para atajar la ola populista responde a la propia sociedad, presumiblemente informada pero con necesidad de una mayor conciencia en la diversificación de fuentes de información.

La denuncia de estas artimañas es necesaria para luego visibilizar las iniciativas innovadoras y estudiadas que pueden abordar desde una perspectiva multifactorial los problemas de por sí complejos.

Los ciudadanos tienen en su mano premiar a aquellos que pueden favorecer políticas de diálogo. Quizás no tan llamativos ni con tanta verborrea pero con la capacidad de escuchar, sentido de humildad, trabajando desde la colaboración y no la competencia.

A largo plazo resultan más creíbles a la hora de articular soluciones conjuntas e integradoras.

Jorge Dobner
Editor
En Positivo

Fuente: http://enpositivo.com/